¿Sensible o idiota? La inteligencia de vivir a través de las emociones
Julio Cortazar y su irónica forma de hacernos pensar
Te invito a escuchar el cuento “Hay que ser realmente idiota para…” y luego comparto mis reflexiones.
Hay que ser realmente idiota para… Amo este cuento y a él, por su irónica forma de hacernos pensar o el detalle que explora en sus descripciones de la realidad, porque bien sabemos que no hay una: hay tantas como personas en esta tierra.
Sensible o idiota, son dos categorías, de las tantas, con las cuales se califica el sentir, el pensar y el actuar de las personas. “Qué sensible que es…o….actúo con sensibilidad…”, “qué idiota!, cómo se le ocurre hacer eso? si eres tan sensible te pasan por arriba!, “lo que dijiste es una idiotez”.
En nuestro vivir cotidiano, ¿Quién no estuvo alojado en alguna de estas expresiones? Para mi gusto la inteligencia está sobrevalorada si sólo se hace referencia a la excelencia académica y los 10 que podamos haber coleccionado en la escuela, que es el primer escenario donde comienza la fama (eres inteligente o un queso).
Afortunadamente Howard Gardner nos introdujo en el abismal espectro de las inteligencias múltiples…y ahí respiramos todos!!!! Nos sacamos la idiotez para florecer en diferentes habilidades. Bien Howard!!!!
Aunque el sistema escolar, en países como el mío, no lo entendió del todo, la vida te premia por lo que eres capaz afortunadamente, y si lo llevas con dignidad y pasión, si te otorga identidad y por sobre todas las cosas, si te hace feliz.
Volvamos al cuento, en cuanto a la sensibilidad parecería algo contrario a la inteligencia. No se por qué siempre me pareció bastante dura la palabra inteligencia y reduccionista, poco abarcativa porque somos muchos los que nos hemos quedado completamente aparte, como dice el cuento, según la ideología imperante en cada momento histórico y lo que se considere “una persona inteligente”. Gracias a Gardner, y muchos otros teóricos cognitivos que hablan de adaptación entre lo que incorporo y el ajuste que hago a la realidad (acordada y convenida por los que formamos determinada cultura y comunidad) comprendemos lo que nos hace sentido en forma coherente, como nos enseñó Piaget en su definición de inteligencia. Es decir, que si la persona se adapta a lo que le toca vivir, esta siendo inteligente. Otra cosa es entrar en el cuestionamiento de la palabra adaptación, que excedería esta publicación, pues hay tanto para decir de ella!!!
La sensibilidad goza de mala o buena fama también según quien mire. “Déjalo no le cuentes, sabes como se pone, es muy sensible” dejando a la persona aparte de algún acontecimiento que le toca y merecería estar al tanto. “que sensible es Martha, super empática, te entiende” Bueno, me inclino por ésta, pues que Martha sea sensible implica que puede acercarse a entender el sentimiento de la otra persona y que no por ello, pierda fortaleza entrando y saliendo de emociones. Al contrario fortaleza y sensibilidad para mi, siempre han constituido un par indisociable. También aquí la sensibilidad es un tema super importante como para seguir compartiendo y lo dejaré para otra oportunidad.
Me considero una persona alegre básicamente, entusiasta, es fácil entrar en relación conmigo, me interesa casi todo (bueno menos por ejemplo las ecuaciones matemáticas que permitan que un misil impacte, y cosas asi), me gusta escuchar los relatos de la vida de las personas y cómo lo han construido. Río antes de que me cuenten el chiste, con sólo anunciarlo. Acompaño y me encanta colaborar para que el otro brille. Tendré mis desaciertos, errores, caprichitos como todo el mundo, pero bueno, sigamos con palabras que me acarician (guiño). Me considero buena profesional en mi campo, porque amo las personas, las respeto en su sentir y ayudo para que encuentren bienestar. Soy madre contenedora (dicho por mis hijos, Malena y Álvaro) y una muy buena compañera para mis amigos. Un amor para mi marido y una buena hija para mi madre. ¿Soy inteligente por todo esto?
Todo ello lo se, de vivir en relación con los demás, años y años de construcción para que las personas te regalen estos adjetivos calificativos que uno los hace propios, porque en el mejor de los casos, coincide con la propia percepción que uno tiene de sí.
El cuento habla del entusiasmo y coincido con él, en lo maravilloso que es, que sea renovable. Podemos acatar críticas, pueden que nadie le interese lo que escribo por ejemplo, pero no por ello, pierdo el entusiasmo de comunicar lo que pienso y siento. Porque también se escribe para uno, para mi es desafiante y pacificador de alma, enfrentar la hoja en blanco o el cursor titilante en la pantalla.
“…la idiotez debe ser eso: poder entusiasmarse todo el tiempo por cualquier cosa que a uno le guste..” dice Cortázar, entonces queridos lectores no me queda mas remedio que asumir…mi idiotez. Me quiero así de idiota.
Mis preguntas biblioterapéuticas:
¿Qué te encontraste pensando mientras escuchabas el cuento?
¿Qué opinas de este par inteligencia/idiotez, según el relato?
¿Te consideras una persona sensible, idiota, inteligente, entusiasta?
Te invito a compartir tus reflexiones y opiniones sobre este cuento.
Creo que sin darse cuenta, por muchos motivos o circunstancias, sin darnos cuenta la idiotez que tanto bien nos hace queda relegada en un cajón, escondida, tapada.
Tal vez, sin querer (o queriendo inconscientemente alinearnos a las expectativas de los demás) nos desviamos de lo que nuestro ser es verdaderamente y nos vamos acomodando y acostumbrando a despeñar el papel de “inteligentes”, y de consecuencia nuestro ser idiota queda callado, sumergido, ahogado.
Pero me pregunto yo, por cuanto tiempo podemos actuar en ese papel de seres inteligentes sin comprometer nuestra felicidad, nuestra esencia, nuestra salud mental por “sin querer” habernos alejado del papel de idiota, que tanto nos hace bien, auténticos, únicos en el teatro de la vida?
Gracias por compartir el cuento, tu reflexión y a su vez darnos el espacio para reflexionar.
Maravilloso cuento! Y una excelente selección Pato. Cuanto para pensar y reflexionar sobre todas estas palabras tan bien descriptas por ambos. Viva la idiotez y el entusiasmo! Ese que creo poder haber transmitido a mi hijo (y entiendo que lo acuño mucho mejor que yo), al lograr ver la vida, los viajes, las relaciones, las situaciones, desde otra perspectiva, mucha “mas sana” que la que hemos llevado por esos mandatos de nuestra generacion. Celebro tus palabras y el comienzo de este sabado sabiendome una idiota feliz 💕