¡Sos genial!, ¡Genia! ¿A quién no le gusta recibir alguna vez en la vida semejante halago? Casi como que te introduce en el mundo de las maravillas. Me lo han dicho fundamentalmente por mi irónico y divertido sentido del humor, (debo confesar que yo misma me divierto con las cosas que se me ocurren) o ideas que se pueden ir concretando. Y no solo eso, estoy rodeada de personas geniales, que hacen que tu propia genialidad, brille. Porque… ¿Cómo te darías cuenta si no hubiera alguien que te confirme? Necesitamos siempre a un otro que te diga que los que ves de vos, es así.
Estoy leyendo un libro que se llama La obligación de ser genial (2021) escrito por la argentina Bettina Suarez, profesora de literatura y escritura de la Universidad de Buenos Aires y de la de Nueva York. Agradezco, la recomendación de Kari Wain (mi profe), siempre con disparadores que incitan a la búsqueda.
Este libro habla del camino del escritor/ra, de la relación que podamos establecer con los libros y la escritura, de cómo pasa a ser carne el hecho de escribir y que este proceso no está libre de sufrimiento alguno. Habla de ciertas situaciones a tener en cuenta a la hora de convertirse en escritora y de como no ser una desubicada con una misma, prometiéndonos cosas que no vamos a cumplir en el sentido de creer poder hacer todo. Me interesa sobremanera porque quiero escribir y escribir.
Fundamentalmente recaigo en el capitulo que da nombre a su libro. Nombra ensayos de reconocidas escritoras, a quien dedica especial atención ya que, en este mundo, aparecer literariamente con una genialidad escrita, implica un reconocimiento muy subjetivo, y aún está reservada para los que siempre han sido grandes en tiempos pasados, en su mayoría hombres y tan difícil hacerlo contemporáneamente.
Pero insisto, es particularmente el título de este libro que me lleva por mil sendas, como laberintos o peor aún, como los cabellos de Medusa, con serpientes vivas que nos pueden hacer daño. Refresquemos la mitología un poco. Medusa, personaje terrorífico por convertir en piedra a quien tenía la osadía de mirarla, recibió un castigo eterno. Los relatos cuentan que tenía por objetivo proteger el Templo de la diosa Atenea, hasta que fue deseada unilateralmente por Poseidón, él se aprovecho de ella, la violó, y Atenea desilusionada y enfurecida echa sobre Medusa esa maldición.
Mas allá de esta tradición oral, resumida salvajemente por mi, presuntamente escrito por Homero, la cuestión es que Poseidón sigue siendo el dios de los mares; Atenea, diosa de la sabiduría, la hija predilecta de Zeus y Medusa que se las viene arreglando como puede, con la cabeza separada del cuerpo, cortada de manos de Perseo, sumida en una profunda soledad, sin mirar a nadie, goza de mala fama. Atemorizando a toda la humanidad con sus cabellos pero elegida por niños y niñas como disfraz de Halloween….como verán hay muchas formas de ser la número uno. Muchas que podemos ser Medusa, sobre todo cuando se nos exige y llega un punto que nos hartamos y esperamos la ocasión para petrificar a alguien, utilizando las venenosas serpientes contra el mundo. Pareciera que algunos permanecen inalterables, gozando de su genialidad, mientras que otros sienten que nunca van a estar a la altura.
Los caminos amenazantes que llevó a este espejismo mitológico, me han conducido a pensar en cuantos órdenes de la vida nos insisten con ser geniales, por nombrar algunos, en el colegio, en el trabajo, en las relaciones sociales, en lo que pretendes escribir y hasta en la maternidad, y ahí me detengo, solo por el echo que trabajo con los inicios de la vida y seria “genial” empezar a pensarnos de allí.
Maternidad y genialidad
La mujer viene exigida por siglos para sobresalir, no son pocos los sacrificios de los que nos vamos enterando, de mujeres que han descubierto mucho mas que la pólvora, que han relatado con miedo, el vivir de las personas por siglos, y que al aparecer por fin en la historia, son carne de cañón para críticas interminables cualquiera sea su visión de la vida. La maternidad no esta por fuera de ello. Si sos una madre genial todo el mundo va a quererte, estar con vos será una bendición y un ejemplo, derrochando éxito por ahí para vos y todo tu legado. Prometedor!!! Pero…¿ qué será ser una madre genial no? Hay mecanismos sociales, institucionales y comunicacionales que están al servicio de ello y te dictan y casi llegan a hipnotizarte con lo que se espera ser una buena madre o una madre genial. Expertos, influencers, redes sociales, son los encargados de recordártelo.
La cuestión que la mayoría de las mortales estamos en el campo de batalla, debatiéndonos entre cosas, situaciones básicas y maravillosas: “me encantaría viajar por todo el mundo, tomarme un año sabático, alcanzar reconocimiento mundial, ser una experta en lo que hago, que la gente me adore, mis hijos me comprendan y mi pareja me contenga” y muchas frases mas que escucho a diario. Y luego vienen las otras: “bajemos a tierra, tenes que trabajar y sacrificarte para lograrlo, entrar en todos los círculos para ser vista y hay quienes han vendido su alma al diablo para pertenecer…trabajar amorosamente para toda tu familia (pero esto no siempre es un castigo, vamos!!!) y resignar algunos deseos en pos del de los otros (desde el último pedacito de torta hasta la concreción de un sueño)
Llega un día en que tiras una bengala y salís del laberinto, muchas veces rescatada, porque es un mito pensar que una sola puede con todo. Y no me refiero al príncipe azul….. por supuesto!!! Hablo de cualquier persona que crea que sos lo suficientemente genial como para estar amargándote en alcanzar un estándar impuesto de quién sabe dónde, cuándo y cómo empezó (bueno si queremos bien podemos saber).
De modo que creyéndote a salvo, pasas a un segundo momento en el que pateas el tablero y decidís ser la madre que puedas ser. Vas por la vida con esas ínfulas, con esas promesas de que nadie te va a convencer, y, como todo cambio, promedia las dos semanas, y tus energías van bajando, animaría a decir tres, donde va decayendo lo enamorada que estabas de vos misma por haber tomado la decisión y zas!!! te quedaste congelada y te preguntas…¿habré mirado Medusa?
Listo, la madre que podes ser no se construye de un día para el otro, ni desoyendo todo lo que hay a tu alrededor. Es cierto que desconectar un poco no viene nada mal pero alguien viene siempre con la maldita costumbre de aggiornarte como si perderte de algo te sumergiera en algún abismo. Y lo peor de todo es que te cuenta lo genial que es la comida natural, la vuelta a los pañales de tela, la escolaridad experimental, el yoga para bebés, la crianza respetuosa, la teta a full y mas y mas. Los tips abundan e inundan. Esa misma tarde, te visita tu mamá con un paquete de vainillas para el bebé y ya es tarde….entraste en contradicción, ¿le hago la sopita con las vainillas o no?
Quiero aclarar, que la comodidad, el bienestar se alcanza siendo crítica con una misma, tus posibilidades emocionales y por que no, económicas. Ningún método es fallido, cada madre, cada padre encontrará la medida de lo justo par criar si se da el permiso para eso. Si todo la familia esta a gusto con el pañal de tela, adelante!!! no invalida la compra de los descartables, para quienes consideren su practicidad y además ningún bebé esta en riesgo por usarlos. La cuestión es vivirlo con disfrute y no como exigencia.
Mis hijos recuerdan con mucho ternura el ritual del caramelo Sugus azul que mi suegra compartía con ellos. Era uno que cortaba en cuatro partes, dos pedacitos para cada uno. Ellos recuerdan todo, la estrategia, la bolsita, el cuchillito y por supuesto, el ambiente de complicidad a sabiendas que los niños pequeños no deben comer caramelos. Agrego que ya con 17 y 13 años ninguno de los dos tienen caries. Y aclaro esto porque es común que en parentalidades primerizas se oiga lo siguiente: “si empieza así con esto, cuando tenga 14 ¿qué vamos a hacer?” A lo que contesto siempre: “da crédito que vas a estar al lado en el proceso, o, ¿lo único que van a comer en 14 años, son caramelos?
El ritual del caramelo Sugus azul (el mejor, según mis gustos…) Lo traigo porque es un recuerdo amoroso para todos, donde uno puede alojarse en ratito y recordar. Relajarse, sobre todo, relajarse. Y mirar atrás y recuperar con amor las vivencias y no una serie de prohibiciones tontas que sólo nublan el recuerdo, o anhelando que hubiese sido de otro modo.
“No todas las personas están obligadas a ser geniales”, sólo los que han sido de un modo u otro, desplazados o excluidos, situación en las que se encuentran todas las mujeres escritoras” dice Bettina González en su libro. Tomando sus palabras, quiero agregar, que las mujeres en general se les ha exigido, y ahora que estamos ganando partido, que nos ven, se nos exige mas y más. Y esto mis queridas, no solo viene como exigencia del par masculino, también de nuestras colegas en género. Quizá porque hacen de esa exigencia una falsa excelencia, porque lo que esta clarísimo es que si vemos con insistencia una cosa, perdemos la visión de conjunto.
Te recomiendo ir leyendo algo de esto para ser una madre genial con un estilo humano e imperfecto
Cuando poder disfrutar de nuestra propia genialidad
Algún rasgo de autoestima siempre tenemos y sino a conseguirla!!!!!
¿Cómo hacer entonces para ser genial con uno mismo, sentirse a gusto, tener la impresión que vas criando bien, sacarte la culpa eterna inherente a la maternidad….¿es utópico o se consigue? Debo decir que siempre con alguna ayuda, porque si estas en contradicción la necesitas. De otro modo, no dudarías de lo que haces.
No se si la pregunta es exactamente esa….sino ¿para qué, para quién quiero ser genial? ¿Para uno mismo?, disculpen mi sinceridad, es poco. Vivimos en relación con las personas y nos lleva a compartir cosas, a tener ganas de dar, lo que sea. Si nada te importa de los demás, estas en un problema. Y “los demás” no son todos los que te conocen, ojo. Son las personas que se van funcionalizando en tu vida y que los has elegido por buena gente.
“Genio es también sinónimo de carácter. Genio es alguien que vive la vida en su propia medida, que construye su propio sistema..” continúa Bettina en relación a las personas que escriben y yo lo leo también como un consejo para la vida misma, para esta maternidad tan exigida por momentos. Porque también somos escritores de nuestra propia historia y podemos narrar y narrarnos nuestra maternidad como queramos. Y esto no es estar aparte, es darse el permiso de conectar con uno mismo en vez de priorizar lo externo, y sobre todo conectar con nuestros hijos!!!. La confirmación tan esperada viene de un círculo íntimo de personas, de situaciones ganadas que te motivan a seguir por ese camino que viste como posible. Y si acaso te das cuenta que ese no era, cambias el rumbo y si te perdes, preguntas. Y jamás olvidar el disfrute porque sin él corres el riesgo de llegar a la meta y pasarte, sin haberla advertido.
“Pero en la obligación de ser genial rara vez el tiempo sobra, asique enseguida vuelvo a lo mío: a ser, una y otra vez, la primera persona en el mundo tocada por un rayo de sol”. Gracias Bettina, estoy en camino.
Mis preguntas biblioterapéuticas:
¿En que ámbito o aspecto de la vida te consideras genial?
Cuando miras atrás ¿qué recordas con mayor insistencia, el disfrute o la obligación?
Trae a los comentarios alguna persona que consideres genial para tu vida y por qué.